¡Hola oceánicos! ¿Qué tal estáis?
Yo todavía algo resacose de verano, no me quiero hacer a la
idea de que mi estación favorita llega a su fin… Debería haber seis meses de
solecito, playa, montaña, siestas… Pero como ya las vacaciones acaban, ¡también
OdL vuelve a las andadas!
Lo que os traigo hoy es una novedad en el blog, puesto que es la primera vez que hago review de un juego. Quisiera hacer bastantes puesto que últimamente he tenido la suerte de disponer de tiempo y plataformas suficientes para pasarme juegos como Alan Wake, Bioshock (la trilogía con sus DLC’s) o este que a continuación os presento. Quisiera hacer próximamente la reseña de otro más, algo parecido al que hoy os enseñaré, mas cambia el modo de juego: el de hoy es de plataformas y el que estoy jugando, que aún no os desvelaré, es un RPG o RolePlaying Game (para los que no estáis muy familiarizados con la jerga gamer).
Lo que os traigo hoy es una novedad en el blog, puesto que es la primera vez que hago review de un juego. Quisiera hacer bastantes puesto que últimamente he tenido la suerte de disponer de tiempo y plataformas suficientes para pasarme juegos como Alan Wake, Bioshock (la trilogía con sus DLC’s) o este que a continuación os presento. Quisiera hacer próximamente la reseña de otro más, algo parecido al que hoy os enseñaré, mas cambia el modo de juego: el de hoy es de plataformas y el que estoy jugando, que aún no os desvelaré, es un RPG o RolePlaying Game (para los que no estáis muy familiarizados con la jerga gamer).
Hoy quiero hablaros de una preciosidad de juego. Tierno,
dulce y encantador, con una banda sonora excepcional, gráficos geniales y una
historia preciosa. Desde luego, quién diga que los juegos no son arte, no sabe
lo que dice.
Antes que nada, quiero avisar de que esto es una review, lo cual quiere decir que nuestros amigos los spoilers invaden la zona campando a sus anchas y queda bajo vuestra responsabilidad que no os ataquen directamente en la inocencia. Dicho esto, ¡allá vamos!
Antes que nada, quiero avisar de que esto es una review, lo cual quiere decir que nuestros amigos los spoilers invaden la zona campando a sus anchas y queda bajo vuestra responsabilidad que no os ataquen directamente en la inocencia. Dicho esto, ¡allá vamos!
El juego se llama Ori and the Blind Forest, es un juego de
aventuras y plataformas en 2D para un jugador diseñado por la compañía
independiente Moon Studios –que trabajó durante cuatro años por y para este
juego- y publicado por Microsoft Studio, está dirigido por Thomas Mahler
y la banda sonora (si tenéis Spotify podéis escucharla desde aquí) está compuesta por Gareth Coker. El juego se estrenó el 11 de marzo de este
año para PC y Xbox One, se espera una versión también para Xbox360. Yo lo jugué
en PC desde Steam, plataforma de distribución digital en internet para comprar y jugar a videojuegos de diversa índole.
El juego empieza contando la historia de cómo el bosque de Nibel
se seca y corrompe puesto que una de las hojas del Spirit Tree –hoja que resulta
ser Ori, un tierno ser que desprende luz nívea- cae del árbol y se la
encuentra, casi moribunda, una criatura adorable llamada Naru que acoge y
adopta a nuestro protagonista. Ya desde el principio el juego es sobrecogedor: debido
a la sequía, los tiempos en los que podemos ver a Naru y Ori felices recogiendo
naranjas y jugando –y, para mí, casi la
más emotiva del juego- se acaban y, un día, Ori encuentra en la cueva en la que
ambos viven a Naru muerta (o muerto, o muerte, la verdad es que es bastante
andrógino el bichito).
Más tarde aparece Sein, una lucecilla voladora (la
hermana de Navi en un universo alternativo) que ayuda a Ori guiándole y
atacando a los enemigos del camino ya que Ori no ataca directamente al tratarse
de un ser de luz que existe para otorgar paz y equilibrio. Dichos adversarios
son criaturas oscuras que se han corrompido en lo que antes era un bosque lleno
de vida, en especial insectos, que antaño fueron de bondadosa naturaleza. Al aparecer, Sein le explica –con una voz suave
y encantadora que la define totalmente- cómo el bosque ha caído y que él es el
superviviente que debe restaurar la luz de Nibel. La misión de Ori y Sein es,
pues, hacer recobrar la luz a los tres elementos que instauraban el equilibrio
del bosque: Agua, Viento y Fuego -nadie quiere a Tierra, pobrecita-. (Vale, es broma, tierra está representada por el árbol en realidad).
Más tarde
conocemos a los enemigos más importantes: el primero es Gumo, una bolita oscura
y el último superviviente del clan Gumon que, a lo largo del juego, va
dificultando las cosas. Al principio por la ira de su ser pero, más tarde, al
acercarse a Ori y conocer sus intenciones, su corazón se purifica y pretende
ayuda a Ori, aunque para esto le ponga las cosas difíciles sin querer, ya que
en la cueva del Viento (antiguo hogar de los Gumon) desequilibra los elementos
y le –nos- pone bastante difíciles las cosas en el puzle de dicha cueva, aunque
las intenciones de Gumon son de lo más amables puesto que roba la piedra para
revivir a Naru y devolverle la madre adoptiva a Ori. Gumo acaba siendo un personaje
entrañable por la compasión que despierta en una de las escenas en las que
descubre a todos sus familiares fallecidos, la verdad es que su historia es muy triste y
también encoje el corazón. Una de las mejores características de este juego es
la muestra de cómo en el fondo no hay malos ni buenos, de cómo todas las malas acciones que
se juzgan desde nuestra moral tienen razones de peso que provienen del amor a la familia, a los amigos... El
enemigo más importante de todos es Kuro, una lechuza oscura de la que vamos
conociendo su historia en forma de flashbacks. Kuro tenía tres huevos en su
nido, de los cuales salieron dos pollitos. Cuando Ori cayó del árbol en forma
de hoja luminiscente, el árbol buscó con fuertes rayos de luz a su hijo, que
provocó la muerte de los pollitos en un momento en que Kuro había salido a
buscar comida, dejándolos solos. Sí, es horrible. Sí, se llora mucho con este
juego. Con ira y dolor en su corazón, Kuro desgarra el último trocito de luz
que quedaba en el Árbol, lo cual nos desvela quién es Sein, para proteger el
último hijo que le queda. Eso fue el desencadenante del desequilibrio en el
bosque ya que sin la luz del árbol los elementos se descontrolan. Cuando el tercer y último elemento, el Fuego,
es restaurado, Kuro captura a Ori y Sein en el Monte Horu tras una larga
escapatoria anterior por parte de Ori en que se nos reta a escondernos de ella. En
el momento en que Naru, ya revivida, llega para recoger a su querido Ori, se lo
encuentra inconsciente y se derrumba de tristeza. Eso hace entonces meditar a
Kuro, pues esa escena le recuerda el dolor que sufrió cuando tuvo que
enfrentarse a la muerte de sus pequeños. En un último movimiento de corazón
sobrecogido (tanto el de la madre lechuza como el nuestro), Kuro recoge a Sein
y la deposita en el árbol, que reacciona con un rayo de luz como destello de un
renacimiento, lo que causa la muerte de Kuro a causa de su naturaleza de
oscuridad nocturna. (¿Os he dicho ya que este juego es desgarrador y causa un
desconsuelo increíble en quién lo juega?). Con el paso del tiempo, el bosque
vuelve a verse envuelto en brotecitos verdes y nuevas criaturas de luz como Ori
brotan en el valle. La historia termina cuando, tras la despedida de Naru y
Gumo, un renovado Ori entra en su antiguo hogar justo a tiempo para ver eclosionar
el último huevo de Kuro. Es un final de lo más emotivo y deja una pequeñita
marca en el corazón de quién lo juega.
Durante el trascurso del juego se deben completar puzles y
plataformas que van aumentando su dificultad. Es especialmente difícil la parte
de los elementos, que se deben completar en cuevas y montes. Se trata de un
juego muy entretenido y en el cual la música ayuda como elemento de motivación en
las diferentes partes del bosque, las cuales pueden ser exploradas con bastante
libertad para ir consiguiendo las habilidades ya que se trata de un juego tipo
Metroidvania, lo que significa que se puede regresar a zonas
anteriores del juego con nuevas maestrías para conseguir más cosas. Pero
atención a las partes de las cuevas elementales. En serio, cuando lo juguéis,
vais a odiar un poquitín las cuevas y los montes. Un poquito. En especial la de
agua. Dios. Quién crea que es un juego fácil que pruebe a pasar esa cueva a la
primera. No os digo nada más, mejor que lo veáis por vosotros mismos.
Se ganan puntos de habilidad al derrotar a enemigos o
encontrar cristales de luz pequeños en plantas que Sein revienta con
destellos de luz, lo cual va subiendo el porcentaje hasta poder conseguir subir
habilidades como trepar, empujar, nadar, volar o conseguir dos niveles de salto más
largo. Dentro de los ataques o
habilidades encontramos también impulsos hacia abajo o de lado para romper piedras y puentes que obstaculizan el camino o impiden bajar así como
patadas y explosiones de luz que hieren a los enemigos. También la vitalidad se va recuperando en pequeñas
dosis al debilitar enemigos o con bolitas verdosas perdidas que restauran toda
la vida en los caminos de la misma manera que el maná. Hay dos maneras de guardar el juego: la manera
“corre rápido que me tengo que enfrentar a esto y no sé si voy a lograrlo/no
encuentro punto de guardado socorro” que gasta porcentaje de maná y se puede
hacer en cualquier lugar gracias a la simpática Sein (siempre que no haya
enemigos cerca) o en puntos de guardado que se encuentran sobre orbes y están en zonas especiales como los
lugares donde reposan las piedras elementales -que luego debemos colocar en su
lugar dentro de las cuevas para que todo funcione- o antes de enfrentarnos a enemigos
potentes y lugares de difícil acceso. Los puntos de guardado consumen un punto
de maná, que sirve tanto para guardar en mitad del camino como para ejecutar
explosiones de luz, no tiene autoguardado. Existen orbes grandes de maná y vitalidad que los amplían
permanentemente y otros que suben niveles enteros.
La ambientación y la estética del juego son increíbles
gracias a la iluminación, la música, los distintos paisajes y ese aire de misterio y misticismo
sobrenatural que envuelve el bosque de Nibel. Me han atrapado las lucecitas,
los sonidos, las voces que narran el argumento o intervienen como personajes…
Es sencillamente genial. La banda sonora es impecable y guarda esa esencia de
calma de los bosques y hace muy característico a este en concreto por su magia
y su serenidad. nítidas y limpias y los gráficos embellecen aún
más toda la historia y el juego en sí siendo de tan excelente calidad y también
gracias a los detalles que lo hacen tan especial. Por no hablar de las relaciones entre personajes y sus interacciones.
Es curioso porque tanto Ori como el árbol y el microcosmos me
recuerdan muchísimo tanto a los kodamas como al Espíritu del Bosque y su funcionamiento
en la película La Princesa Mononoke, de Studio Ghibli, lo cual me encanta cómo
metáfora de la esencia pura de la naturaleza, el equilibrio y la vitalidad que
hay en el aire de un bosque respetado por el ser humano o virgen de sus manos.
Hasta en el final, cuando las criaturitas luminiscentes renacen, no puedo sino
recordar esa preciosa escena de la película en la que el espeso verdor vuelve a
cubrir el suelo y el primer nuevo kodama emerge como un símbolo de esperanza.
Incluso hay partes en los que podríamos recordar a Mi vecino Totoro, con esa escena de Totoro y Mei en el bosque oculto.
Aún con tal influencia presupuesta, los creadores comentan que el trabajo de Miyazaki que
verdaderamente los influyó fue Näusicaa del Valle del Viento, nombre también de
uno de los niveles del juego. También hubo entre las referencias de los
creadores trabajos de Disney como El Rey León o El Gigante de Hierro, dos
películas de importante carga sentimental comparable a Ori and the Blind Forest, incluso por escenas como la muerte de Naru que nos pueden recordar a la de Mufasa (los creadores de estas maravillas quieren que los niños
crezcan con traumas insuperables, seriamente.)
En conclusión, no es uno de los juegos más difíciles ni en
los que haya que invertir horas de extremada estrategia, pero los puzles son
entretenidos y pueden llegar a dar algún quebradero de cabeza que motive a
retarse a une misme a superarse. Me ha cautivado la belleza estética, la
historia y la banda sonora. Para mí, uno de los juegos más bonitos a los que he
podido jugar, quizás ocupe incluso un puesto dentro de mis juegos preferidos. Le pongo un ocho algo subjetivo por tratarse
de una obra de arte tan emotiva y hermosa en todos los aspectos.
Y eso es todo, espero no haberme dejado nada. Si lo habéis
jugado, ¡comentad! ¿Qué os pareció? Y si no lo habéis jugado y os habéis
empachado de spoilers pero aún así queréis entrar al mundo de Nibel, ¿qué
expectativas tenéis? También quería preguntaros si os ha gustado esta review,
si sois gamers u os gustaría empezar a serlo y si querríais más reviews de
juegos en este blog.
¡Muchísimas gracias a todes por leerme y nos vemos pronto!
Recordad que seguimos en contacto en el facebook de OdL, donde diariamente
publico aspectos relacionados con literatura, cine, música y más curiosidades.
¡Hasta la próxima!
A.